LA SALVADORA Y LA ECONOMÍA DEL CUIDADO

Artículo por @raquelpcanos, Founder & CEO at @unbenannt.shop
Somos muy poco conscientes de lo peligroso que son los estereotipos (cualquiera) y los roles que ha normalizado el sistema. Desde la industria cinematográfica hasta la educación han perpetuado nuestra concepción de “lo normal”. Pero ¿Qué es lo normal?
Si bien es cierto a lo largo de estas líneas no voy a definirlo sí quiero dejar a la vista ciertos instrumentos que, estando total y absolutamente imbricados en el sistema, lo han definido.
El cine y sus estereotipos y clichés ha sido una herramienta “educativa” que ha alterado nuestra visión no solo haciéndonos tremendamente infelices en la comparativa sino también ha ejercido un gran esfuerzo para perpetuar el machismo.
El cine, la publicidad […] nos han enseñado cómo debemos querer y cómo debe ser ese amor que es nuestra meta en la vida y hasta con quién. Esto es extrapolable a cualquier aspecto de nuestras relaciones interpersonales: la mejor amiga/el mejor amigo, nuestra familia...
ESE AMOR
Charles Darwin dedicó su vida a intentar explicar la teoría de la evolución por medio de la selección natural. En esta línea una investigación del Hospital Clínic de Barcelona llegaba a la conclusión de que las personalidades extremas podrían ser mejoras evolutivas o ‘darwinianas’ que proporcionan más éxito a la hora de relacionarse o procrear.
¿Esto explicaría una de las tramas que más ha machacado el cine?
Chico malo se enamora de chica buena o, chico con capacidad nula para amar se queda prendado de chica adinerada e inocente.
Quizás no pero sí asoma algo de instrumentalización ya que esto sería una manifestación más del sexismo1 de este nuestro sistema.
El sexismo se manifiesta a través de diferentes visiones como por ejemplo las falsas creencias referidas a las relaciones que se inculcan tradicionalmente desde la infancia: las niñas y/o adolescentes deben aprender el mandato social de la reserva femenina y la falta de iniciativa sexual como forma de seguir el patrón de feminidad aceptado.
Por tanto, el derecho de una mujer a decir NO es entendido como parte del juego amoroso de los niños y adolescentes
Otro ejemplo es la feminidad y su asociación a la ternura y sumisión mientras que la hombría es asociada al número de parejas, conquista, osadía, confianza en sí mismo y conductas de riesgo como una forma de demostrar la masculinidad.
El sexismo es también la sobreespecificidad o lo que es lo mismo especificar solo para hombres o solo para mujeres ciertas necesidades, actitudes o intereses, que en realidad son compartidas por ambos sexos.
Por ejemplo, se dice que la responsabilidad y, por lo tanto, el interés por los hijos o por cuidar o reencauzar un comportamiento reprobable es una cualidad femenina.

ESE AMOR Y LOS CUIDADOS
La «economía del cuidado» ha contribuido a actualizar el debate feminista sobre las formas de organización de la reproducción social, pero sobre todo a reconocer el impacto de estas en la reproducción de la desigualdad.
En un sentido amplio, el contenido del concepto refiere a todas las actividades y prácticas necesarias para la supervivencia cotidiana de las personas en la sociedad en que viven.
Incluye el autocuidado, el cuidado directo de otras personas (la actividad interpersonal de cuidado), la provisión de las precondiciones en que se realiza el cuidado (la limpieza de la casa, la compra y preparación de alimentos) y la gestión del cuidado (coordinación de horarios, traslados a centros educativos y a otras instituciones, supervisión del trabajo de cuidadoras remuneradas…).
El cuidado no remunerado que se realiza en el interior de los hogares cumple una función esencial en las economías capitalistas y sin embargo se encuentra invisibilizado. Sin este trabajo cotidiano que permite que el capital disponga todos los días de trabajadores y trabajadoras en condiciones de emplearse, el sistema simplemente no podría reproducirse.
Por tanto, si el destierro de ciertos estereotipos y roles tenía mucho que ver con la defunción de una hegemonía de género, el sistema y su instrumentalización –como hemos visto más arriba- ha hecho llegar hasta nuestros días un mensaje completamente transfigurado.
Un mensaje donde lo romántico –sí, lo que el sistema ha querido que entendamos como tal- no solo está muy lejos de serlo si no que es totalmente antagónico a rescatar socialmente la dignidad la mujer arrancándola de ese lugar –sorpresa, esto también lo ha propiciado el sistema- de dependencia del hombre.
1El sexismo declara lo masculino como superior frente a lo femenino, creando relaciones de subordinación y discriminación entre los hombres y las mujeres.